1/6/11

Because I´m wasting time, and all the cigarettes that I have never smoked.
Fumaba un cigarrillo sentada en la banqueta de la calle más incomprendida de la ciudad, con el viento despeinando mi cabello y las hojas de un viejo árbol cayendo a mi lado, había un olor a lluvia que se acercaba con tranquilidad y un ambiente tan frio que parecía llegar al rincón más cálido de la ciudad, las obscuras nubes parecían danzar imponiendo su llegada, solo veía a la gente huyendo de lo que pronto vendría, algunos mostraban un rostro agobiado y seco, tan alejado de su alrededor que ni siquiera huían, había otros que miraban con desdén el cielo, como si este tuviera la culpa de haber arruinado algo, y entre la gente que habría sus sombrillas y se ponía sus abrigos estaba yo, tan serena y despeinada con la mirada llena de personas extrañas, la gente no me miraba, sentían incomodidad al hacerlo, supongo que pensaban tanto en sus problemas que no tenían tiempo de mirar a la mujer desconocida que los observaba caminar, quizá yo era la persona menos consiente de las consecuencias que estar ahí me podían traer, pero no me gustaba pensar en ellas, limitaban mi emprendimiento de hacer cosas que la sociedad gris que caminaba por esa calle calificaba con la palabra inmadurez, en cada centímetro de pavimento se plasmaba el fantasma de una gota de tristezas reprimidas, ese era el significado poético de la lluvia para mí, por eso la gente huía de ellas...de las gotas, se sentían tan perfectamente vacíos por dentro que no querían llenarse de ellas y tampoco las liberaban, por eso llovía..Siempre

Comenzó...

Todos esos que miraban con desdén al cielo, durante la lluvia ya no lo hacían, expresaban impaciencia mientras esperaban el fin de esta bajo los toldos de algunas tiendas de libros viejos que se encontraban en la calle, después me veían, podía sentirlo... cada mirada era diferente, ninguna era buena, una que otra era de duda, pero ahora ninguna me ignoraba, me pare, voltee y les sonreí de una manera sutil, muchos fingieron demencia al chocar nuestras miradas, los demás solo seguían observándome, la lluvia se intensificaba y el viento dirigía el ritmo de cada gota, podía sentir cada una de esas tristezas reprimidas resbalar por mi piel, caían por todas partes, algunas se deslizaban por mi cuello y brazos, mientras otras solo pasaban rosando mi rostro, en mi mente tenía una solo canción, la más triste de todas las canciones en interpretada por Chavela Vargas y en el corazón una historia, me sentía preparada para dejar libre esa tristeza, bajo la lluvia.
En medio de esa calle incomprendida con los cielos grises y las gotas frías, le represión ya no era su jaula  y broto libre, la historia se escurría por mis pómulos y se unía a la lluvia, terminando en el pavimento como huella de lo fácil que debe de dejarse ir el pasado, de lo fácil que deben de liberarse las lágrimas...de lo fácil que es ocultarlas bajo la lluvia.